Un poema de Marta Núñez Pouzols

LA CULPA FUE DEL CHA CHA CHÁ

Este Pollock de sangre bajo el que difícilmente caminamos es nuestro cielo,
un cielo que oprime con lentos movimientos y mareas que resacan claroscuros.
La luna es una pupila en negativo, fija;
y aquí el movimiento de la mano de Thriller tiene lugar a la inversa,
como un árbol tragado de repente por la tierra:
las uñas germinan, brotando en estatuas de hueso-
sus miradas blancas son mortificaciones del mismo recuerdo,
una y otra vez desde todas las direcciones, junto al estanque de mercurio
o a través de la ventana enrejada si intentas descansar.
Este es el país de la culpa, este islote de sal perdido en un mar muerto.
Cuando sales de aquí olvidas su existencia,
en el instante en que la olvidas por completo
vuelves a entrar.

Un poema de Beto Steinmann

A caballo entre el poema y la narración, la escritura de Beto galopa, salvajemente. Un honor y un placer poder compartir este poema:

Placard

Él estaba escondido en el placard.
Estaba hecho una bolita y tenía una botella en la mano Con una luz dentro.
Estaba borracho.
¿Donde estabas? le pregunté. ¿Siempre estuviste metido ahí?

Le pregunté si había estado metido todos estos años allí.
Él se reía, estaba borracho, hecho una bolita, con una botella en la mano, con una luz dentro.
¿Qué hacés ahí!, le preguntaba yo.
Estaba sobre la ropa sin acomodar y con la cara metida entre las camperas y camisas que colgaban.
¿Por qué te escondiste en el placard?
Mami lo pasó muy mal. Todos lo pasamos muy mal, le dije.
Él se reía.
Nos dejaste solos, creímos que estabas muerto.
Él se reía y me pasaba la botella.
¿Por qué nos hiciste esto?
¡Papá! le grité. Y él cerró la puerta del placard.
Fue la última vez que lo vi.
(Beto Steinmann)

Cuna de Hércules

Inauguro este blog con un poema de un libro que es una aventura troyana, un laberinto de espejos que arde y no se quema, que va por el río, que viene del mar, que saluda a la ciudad y a los bosques y hace poesía con todos los seres de este mundo y del otro y del otro…

Maia Morosano. Amiga. Poeta. Con ella los libros son más libros y la noche más noche.

 

 

«Voy a hablarte de cómo el camino es un recorte,

de cómo las tijeras se oxidan con el tiempo,

de cómo el óxido se transforma en hierro anaranjado,

de cómo nacen de la tierra tu espada y la mía.

Bebé libertario, tu fuerza enjaula castigos.

Ser héroe es poder vivir en la herida

fundando horizontes».

   (De Las gracias y las horas, Rosario: La pulga renga, 2013).